sábado, julio 16, 2011

Sinopsis y pensamientos derivados de un buen artículo.

Acabo de leer una columna reveladora y con más razón que un santo. Normalmente todos los sábados me paro a disfrutar del artículo de Bárbara Alpuente pero por el motivo que sea me ha llamado poderosamente la atención su compañero de hoja el señor Pedro Simón. Recomiendo que lean ''Ética de la silicona''. No se tarda más de dos minutos y es para llevarse las manos a la cabeza, la sociedad está perdida si las madres regalan lo que regalan y los hijos cada vez piden más barbaridades a horas más tempranas. Hay grandes mentiras como 'vivir en estos tiempos es desfilar por una pasarela de mentira'. Por suerte o por desgracia todos en algún momento de nuestra vida asistimos a actos sociales de cualquier tiempo y todos mentimos descaradamente con cada sonrisa, palabra vana o sonido espeluznante que se escapa sin poder reconocerlo. ¿Por qué lo hacemos? Si dijera que es por no fallar las expectativas del que escucha estaría mintiendo, creo que desde pequeños estamos enfocados en hacer ''feliz''(y tomemos está acepción como una metáfora y no como es realmente) al que está enfrente sea de la manera que sea. Solo queremos sobrevivir y en el fondo ser uno más de la masa, aunque nos pensemos diferente e independiente a ella. Voto por hacer lo que el señor Simón propone en la revista Yo Dona: ''Quítese la máscara. Desenrósquese la sonrisa que se colgó esta mañana. Ya puede dejar de meter tripa. Confronte sus arrugas de dentro. Desenfunde las canas. Sea honesto con sus miedos. Mírese despacio.''
Ahora propongo, hoy es sábado, mañana domingo, aprovechemos el tiempo para ejercitar la verdad sobre nosotros. A los que tenemos que asistir a una mentira nueva hoy o mañana, probemos a ser nosotros mismos como ejercicio del día. Seguramente nos sintamos incómodos al principio pero puede que después lo veamos todo al revés.

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