domingo, enero 29, 2012

Reflexión de domingo

Yo como, como cuando no estoy a gusto conmigo misma, como y chillo, así soy yo. Pero no todos saben verme. ¿Por qué escribo esto? Ayer me dí cuenta que todo es una tontería, conocidos llorando por qué una loca amiga les ignora, otros porque no tienen a nadie ni que les ignore ni que les haga caso, y no tiene sentido. No tiene sentido que estén tan pendientes porque un amigo se aleja, es normal. Yo creo que los amigos para siempre se cuentan con los dedos de la mano y los amigos de temporada son los que más abundan a día de hoy. Casi todos mis amigos son de temporada, hoy sí, mañana no y pasado puede que sí. No digo que sean malos, digo que son así. Tengo un buen amigo, llamado Al que lleva varios años participando en todas las temporadas de mi vida, es una amistad sólida y con puntos en total desacuerdo, pero las conversaciones son vibrantes. Recientemente he conocido a D que dice que la conversación es un tipo de arte, y siendo así Al y yo somos unos artistas. Luego está N... no tengo mucho que decir de N, es quien hoy si, mañana y pasado no. Cuando estoy con N me doy cuenta de todo lo que he cambiado en comparación. N es igual que cuando le conocí hace casi seis años, su problemática y sus preocupaciones, en cambio, yo no. Eso es lo que a N y a mi nos separa, que somos totalmente diferentes, a veces me cansa recordar que las conversaciones de hace seis años sean tan parecidas, además que me siento totalmente ignorada cuando mis consejos los escucha pensando que no sirven.
Luego están S, C, R y demás, piezas de un mismo grupo con muchas quejas por expresar. Es la parte que me hace sentir parte de un algo más allá de mi misma.

No soy una persona complicada, lo que es complicado es la amistad. La amistad completa es parte de una ilusión sensorial que nos creamos para no sentirnos fuera de algo mejor según todos los testimonios. ¿Amistad o pasatiempo?

martes, enero 24, 2012

Planes... ¿cuál?

Planes, planes y más planes. Eso es vivir, hacer planes, pensar planes, intentar adivinar los planes que harás dentro de cinco días, un mes o incluso años. El otro día un amigo me ''invitó'' a un concierto en marzo, planes con un mes vista, siempre planes. Eso nos mueve, yo también tengo planes, tengo un plan loco para renovar mi habitación, he planeado cargarme el escritorio por uno Luis XVI, las estanterías desaparecerán para dar paso a unas baldas al aire y debajo he pensado comprar un baúl gigante, cortinas, pintura para muebles, mucha paciencia y es probable que mi plan de renovación me llene todos los sábados y domingo de aquí al final de la primavera. Pero esos son mis planes. Porque todo en esta vida es planear, planeo vivir en alguna parte de Europa, planeo ampliar mi grupo de amistades, planeo acostarme con algún amigo para dejar de sentir el peso de los meses sin sexo, planeo en algún momento dentro de unos cuantos meses pensar tener citas con hombres que me llenen al menos durante un par de horas, planeo seguir escuchando a Little Majorette para no perder la perspectiva, planeo acabar la carrera, planeo dejar de odiar la última colección de Dior, planeo comprar unos Louboutin antes de las navidades, planeo que mi perro aprenda que no tiene que ladrar cada vez que el ascensor se ponga en marcha y planeo empezar a pensar que haré el día de mañana o dentro de un par de horas. Eso es lo que planeo, pero... son planes precisamente porque no estamos seguros que los podamos cumplir... pero que bonito sería cumplir al menos un par, en mi mente ya estoy pensando lo que elegiría si me dejaran cumplir aunque sea dos... ¿y vosotros? ¿Cuál sería?

domingo, enero 22, 2012

Morada medianoche.

No tengo nada que hacer, solo sentarme en mi alfombra morada a esperar que las ideas y las ganas de moverme caigan del cielo cual halo luminoso de esperanza y sonrisas. Y es que la vida ya me ha dado muchas vueltas, muchas situaciones que no quería vivir ni tampoco esperaba encontrarme pero que, sin embargo, han explotado ante mis narices sin poder más que llorar, y sentarme a esperar que la solución cayera del cielo. Soy esa clase de personas que no se mueven, que esperan y esperan hasta saber que tienen que hacer. Que preguntan y preguntan y cuando sienten que no pueden mover un músculo sin sentir miedo, entonces, cuando están asqueadas por el dolor, es entonces cuando deciden cortar, desaparecer, sin anestesia, sin tiritas, sin mentiras, solo soltar lo más profundos sentimientos e intentar no recordar lo que sucede en los días venideros.
Pero esta vez ha sido diferente, el dolor es hondo, demasiado real para dejar de notar lo sola que me siento. Ahora, en esta alfombra solo puedo pensar en lo que haría antes de romper, en lo que sentía antes de desaparecer y en las ganas que tengo de perderme. Irme lejos, muy lejos, llenar mi soledad de kilómetros por delante, congelar mis sensaciones con un frío que hiele mi corazón y ser capaz otra vez de dejar de sentir. Porque cuando el amor te hiere, se te cuela dentro, las lágrimas invisibles brotan por mis mejillas en todo momento y cada nota de una melodía pasada te clava dentro, muy dentro. Todo me recuerda las noches sin dormir, los ansiolíticos y el miedo, por mi, por él, por todos. Cuando convives con la locura es difícil olvidar lo cerca que has estado con el abismo y las ganas que has tenido de dejarte caer para acallar los gritos de desesperación. No quiero, ni puedo seguir sintiéndome igual de perdida, necesito salir al mundo y gritar, fuerte muy fuerte que aunque sola, muy sola, tengo energía para recorrer esos kilómetros sin caerme y sin defraudarme a mi misma. Yo soy mi mejor apoyo.