jueves, abril 19, 2012

La vida y mis retos.

 Simplemente la vida te va llevando, hacía la derecha, hacía la izquierda, giramos, volvemos a girar pero no siempre llegamos a un punto fijo, a veces, únicamente nos mantenemos en el intermedio de algo, hasta que ese algo nos cuenta la historia de nuestra vida. ¿Qué vida? Estoy a punto de firmar un contrato para irme a trabajar a Suiza y creo que yo no soy yo, hace un año no hubiera soñado con está oportunidad y ahora parece que la vida se cierra paso a paso para distanciarme mi punto y seguido. La vida, la vida es eso que va pasando y pasando entre nosotros, que se cuela entre nuestros dedos sin un sentido fijo.
 Miro por la ventana y estoy segura que muchos de los que recorren las calles no saben qué es la vida, cómo es su vida o lo que será de ellos dentro de x tiempo. La realidad es que la vida nos lleva y nosotros simplemente fluimos. Hace un año las cosas eran tan diferentes, tan tan diferentes y ahora, debería sentirme alivida porque la vida me da una segunda oportunidad para volver a empezar, para volver a renovar mis sentimientos hacía todo lo que está a mi alrededor, debería de sentirme agradecida porque mis amigos están, porque mis padres siguen ahí, porque yo sigo aquí, tirando como puedo. Pero la verdad es que no lo hago, ¿por qué no quiero? Porque no sé como hacerlo, pensar que lo que pierdes es mejor que lo que tienes es el mal del siglo XXI, siempre queremos lo que no tenemos. Pero si lo que tengo es lo que me produce un estado de ansiedad perpetuo, ¿por qué quiero seguir teniéndolo? No lo digáis, lo sé, porque es mejor tener algo que nos da problemas que no tener nada. Y ahora es cuando tus amigos tienen que llegar para decirte que los tengo a ellos, que tengo un gran perro que me hace compañía todas las noches en la cama y que tengo una gran familia que aún con problemas está siempre al pie del cañón para hacerme sentir bien.
 Mi carrera universitaria me llevo a Londrés y mi carrera profesional me lleva a Suiza, ¿por qué sigo triste? ¿por qué no puedo agarrarme a eso? A conocer a gente nueva que me aporte más a la vida, a descubrir un nuevo mundo y a seguir viviendo la juventud que aún recorre mis venas. Sin trabas, sin pensamientos que nos dejan K.O., sin nervios, sin ansiedad, sin fobias y agobios que nos paralizan sin saber como, sin ataduras. Solo yo y mis retos. Retos, el mundo necesita de retos y yo para vivir. Retos, queremos retos dejando de lado el pasado, ¡qué ya está bien! ¡Qué ya está bien de pensar en lo que pudo haber sido y no fue! Pensemos en lo que será, ¡qué es más bonitos! Retos, vida, dame retos para saber hasta donde llego. Retos, mas retos, todo retos.

sábado, abril 07, 2012

Dolor.

Él aliviaba mi dolor, calmaba mis penas y me escuchaba aunque se hiciera de día y de noche otra vez. Él calmaba mi dolor y ahora... ahora nadie puede hacerlo. No quiero suplicar, ni me gusta ni es mi estilo, no estoy hecha para suplicar pero no estoy hecha para esperar y comerme mi propio dolor sin sentir una ruptura en el alma que no es comparable con nada.

Creo que solo me queda una cosa, una única salida. Esperar a que se pase por si solo y esperar a que esta herida cicatrice también. Esperar a que todo vaya mejor y a que pueda dormir 8h seguidas sin despertarme rota de dolor, sin soñar lo duro que es la vida. Soñar que todo se pierde es doloroso.

Dolor. Dolor. Dolor. ¿Y ahora qué?

martes, abril 03, 2012

Fluir o no fluir, esa es la cuestión.

Se me ha bloqueado el candado de la bici y no hay manera. Si es que cuando no se me bloquea la mente y los sentimientos, se bloquea el candado de la bici. ¡Qué vida! Esta tarde tengo una entrevista por skype y hoy se han quedado encerrados unos chicos que tiraban propaganda en el buzón. Cuando todo se bloquea es normal que nada vaya bien. Pero espero que eso se solucione luego en la piscina, unos largos, unas respiraciones y un mundo nuevo que recorrer. Si todo es sencillo, una vez que algo se revele al bloqueo todo fluye. Dejemos que fluya y se acabo. Fluyamos, al menos, inténtalo.

Esta noche no he soñado, esta noche me he desvelado. Del 1 al 10 prefiero el desvelarme al soñar. ¿Se va a solucionar en algún momento mis problemas con el sueño? ¡Quiero dormir una noche del tirón sin desvelos ni pesadillas! Seguiremos intentándolo.

domingo, abril 01, 2012

Diario de mi miedo más profundo e inconfesable.

Llevo un par de noches con el mismo sueño, no es un gran sueño, ni un sueño de miedo, pero si un sueño que me produce pavor. Tengo tanto miedo a lo que aparece en mi sueño que no me deja moverme, ni parpadear, ni siquiera respirar. Es un sueño que me alarma y me deja en jaque hasta el fin de la noche y el principio del día. Tengo tantas ganas de poder decirlo que a la vez me da miedo porque si lo verbalice ocurra de repente. Noches y noches de miedo incontrolado, controlado por mi subconsciente. No siempre es igual pero siempre ocurre en el mismo sitio y ese sitio es el que me produce tanto miedo. Un manicomio, psiquiátrico, casa de reposo, casa de locos. Tengo tanto miedo de tener que volver a poner un pie en ese sitio que me paraliza. Ya sé que lo que ocurrió fue un mal sueño del que tarde casi un año en despertar y darme cuenta de lo que paso que... ahora me quedo rota y pensando porque tarde tanto tiempo en darme cuenta del error que cometía al estar con esa persona que no sabía controlar su enfermedad. Y me siento tan mal de poner en riesgo la vida de Eddie y de mi familia que ahora no me queda otra que vivir con las consecuencias que ello conlleva. Y que no son más que el aumento de miedos que me hacen tambalear mi cuerpo y mi mente. ¿Estará abriéndose de nuevo la caja de mi tormento? ¿Estaré recordando sin querer por miedo de sueños que me atormentan? No lo sé, o puede que sí. Pero solo sé que si escribirles esto ayuda para que deje de soñar, escribiré cada uno de los sentimientos que sentí desde el momento en que mi pie se posó en las escaleras de esa casa de reposo. Desde el momento en que mi pareja, a la que adoraba, dejo de ser mi pareja y se convirtió en un ser completamente diferente. Sentí como mi cuerpo se rompía en mil pedazos y como cada uno de esos pedazos golpeaba vibrante el suelo blanco de mármol en el que rebotaban las lágrimas que brotaban de mis rojizas pupilas. Pero eso no fue nada, no fue nada comparado a verle cambiar y a sentir que cada vez que me abrazaba ya no estaba, cada vez que me besaba no me besaba y cada vez que me hablaba dejaba de sentir las palabras. Lo más duro fue verle irse. Irse lejos de mi y saber que él lo sabía y yo lo sabía pero él no quería decirlo y yo no quería verlo. Porque es tan duro perder sin querer perder que a veces, perder es lo que menos miedo te da. Hay canciones que no puedo oír, momentos que no puedo sentir de la misma manera y días en los que nunca me levantaría.

Han pasado ya casi cinco meses, he seguido viviendo, he seguido haciendo cosas, mis planes no han parado y sé que no pararan, pero es tan difícil volver a escuchar recuerdos que no quieres que salgan, que ahora, sin saber como, he encontrado el tiempo suficiente para sentarme delante del ordenador, con esa canción de Coque Malla que cantábamos a gritos en esa pequeña casita que hicimos nuestra. Y creo que llego el momento de olvidar esa casa de reposo y todo los sentimientos que sentimos, las decepciones, las lágrimas, la preocupación, la angustia y las muy pequeñas alegrías que consistían en poder estar cinco minutos más abrazándole, aunque sabías que a los dos minutos ya te había olvidado. Yo siempre le querré, yo siempre querré al chico del que me enamoré pero siempre tendré miedo del chico en que se convirtió. Esa es la única verdad. Vivir con un hombre al que temes, no es vida. Y amar a un hombre que no existe, no es amar, es imaginar.

Probablemente no pueda volver a amar, o probablemente si. Solo quiero olvidar sueños que me desmontan y vivir como puedo la vida que me queda. Vivir, plenamente, los días que me quedan, sean cinco, o mil. Sean los que sean, quiero vivir sin estar pensando en lo que se dice, en como lo dice, en que ha vuelto a comenzar, en que no, quiero vivir sin pensar lo que se dirá ahora y si eso conlleva volver a empezar. Quiero vivir libremente, alocadamente, quiero ponerme retos y superarlos, quiero correr rápido y ágil, quiero sentarme en el césped a mirar las estrellas, quiero besar a un hombre que no conozco, quiero que me pidan una cita, quiero ver como mi perro se hace mayor, quiero poder leer los libros dos veces, quiero trabajar en algo que me apasione, quiero trabajar en algo que me disguste, quiero enfadarme y reconciliarme, quiero equivocarme y aceptar, quiero soñar, quiero casarme algún día y quiero tener dos preciosos hijos, quiero descubrir Viena un día de nieve y recorrer la Toscana con un vestido rojo, quiero, quiero, quiero tantas cosas que... Quiero vivir. Y dejar de recordar todo lo que ocurrió. Dejar de pensar en manicomios o enfermedades mentales, quiero dejar de temer que me pase a mi, quiero vivir libremente.

Quiero dejar de temer para vivir.