Hay muchas veces que no queremos ver, no queremos ver a donde nos llevan nuestros pensamientos, a donde nos llevan nuestras añoranzas y nuestras heridas más profundas. Hay veces que nuestro peor enemigo es uno mismo, porque escapa de tus pesquisas y se cuela por tus debilidades. Yo soy mi peor enemigo y yo estoy acabando conmigo misma. Me cierro, me abro, me miro y me doy asco. Me vuelvo a cerrar, me escondo, me encuentro, me sigo y me huyo. Y entonces, me odio. Me odio por tomar decisiones incorrectas, por luchar y luchar contra el viento y la marea equivocada, por intentar interponerme entre mis sueños y mis esperanzas, por vivir una vida que ya no es mía y por sentirme más fuera que dentro. Me doy pena por ver como la lluvia acaba con viejas añoranzas y como mi sexto sentido se oculta de mis falsos testimonios. La asquerosa verdad es que mis temores me han apartado de mi vida y se han apoderado de mi alegría. Mis elecciones son siempre equivocadas y mi alma corre cuando mi cuerpo permanece inmóvil. Un cuerpo inmóvil en un mismo punto y un alma huida solo trae como resultado una vida de amargura.
HELP! I NEED SOMEBODY!
