lunes, junio 20, 2011

El hombre del papel

Y sin saber por qué dos días seguidos nos encontramos en el mismo sitio de siempre. He estado a dieta, bueno me he pasado los últimos cuatro meses comiendo batidos de sabores increíblemente buenos y malos... no recomiendo ninguna tortilla... (argh), pero el caso es que después de pasarme los últimos cuatro meses a dieta por fin puedo decir que estoy delgada, pues aún estando en mi peso ideal no soporto este calor, ya no me sale borradura entre las piernas pero sigo sudando muchísimo. ¿Por qué tuvimos que cargarnos la capa de ozono? ¿Por qué no podemos ser un poco más conscientes? No quiero escribir una entrada monótona sobre los daños de un calor excesivo, ni tampoco quiero contaros la maravillosa dieta que me ha hecho perder 31kg en cuatro meses, no quiero contaros ninguna de estas historias, quiero contaros una historia que englobe a las anteriores, eso sí, mientras escucho un clásico de Depeche Mode. Además, he pensado enlazar está futura historia con otra peculiaridad. Hoy he recibido un mail de un "amigo" que me cuenta que estoy "obsesionada" con cambiar de residencia. Vale, ahora tenemos que pensar en unos personajes, toda historia tiene personajes... tenemos a una persona a dieta, otra preocupada por la capa de ozono y un tercero loco por descubrir el mundo que le rodea, mmm. Pensándolo mejor la segunda persona será ecologista y aventurera, pero la primera dejémosla como conformista y pragmática. ¿Nombres? La ecologista se llamará Sibila (siempre me ha encantado ese nombre)y será una mujer enamorada del mundo que le rodea. La primera quizá María, un nombre común para una persona que no llama la atención a primera vista. Sibila y María comparten piso, un pequeño piso en el centro, cerca de un bar igual de cuco, en el que se hacen exposiciones de fotografía (¿el Lisboa?). Ahora bien, Sibila y María estaban tomando un café despues de un duro día de trabajo, Sibila trabajaba en una protectora de animales mientras que María vendía ropa en una tienda bastante conocida de la ciudad, no sabía como había conseguido el trabajo, pero lo había hecho, ella lo asociaba a la pérdida de peso y el cambio de talla, de la 54 a la 42.... una imagen mejorada de sí misma. Lo que Sibila no sabía es que María la envidiaba, envidiaba su melena morena rizada, sus ojos verdes y su talla 34, envidiaba su fuerza y su delicadeza, envidiaba la facilidad de palabra de Sibila.

Ahora que ya nos hemos situado, démos algo de acción a la trama, Sibila estaba planeando un viaje y contando los planes que tenía para el verano cercano mientras que María pensaba que iba a dedicar los próximos tres meses para encerrarse en su habitación y acariciar a su perro mientras intentaba olvidar su último fiasco amoroso. A lo mejor se sacaría una silla al balcón para observar a un anónimo policía local que paseaba días alternos por la placita contigua a su finca. Quizá inventaría alguna excusa para hablar con él, aunque sabía que eso no pasaría más que su imaginación. En ese mismo momento el anónimo policía se sentó a dos mesas de distancia con unos amigos, María no puedo evitar centrarse solo en su presencia y Sibila, al verlo, apuntó la dirección de su amiga en un papel, se levantó, le dijo un par de palabras al oído mientras le daba la nota y puso ritmo fijo a su asiento de nuevo. María sonrió, enrojeció y se dispuso a desaparecer mentalmente. Él se guardo el papel en el bolsillo y siguió hablando con sus amigos. Al cabo de treinta minutos de confidencias, reproches y demás patrañas ellas se fueron sin destino fijo, pasearon a su mascota Niles y regresaron de nuevo a sus habitaciones.

¿Y él? ¿Irá? ¿No irá? ¿Va o no va? María espera despierta una hora y al cabo de unos minutos se duerme, pero de repente... suena el portero. ¿Si? Soy yo, el hombre del papel.

M y J es como Romeo and Juliet

Sin querer me he cruzado con una canción del todo enigmática y bastante esclarecedora, esto es lo que me gusta de internet, que en cualquier momento te puedes cruzar con algo que despierte en ti un volcán de emociones y de sentimientos. Juliet or me? O quizá las dos... no lo sé, pero esa mujer estaba en mi situación. Es difícil decir ádios, y cuando por fin tu corazón está dispuesto a hacerlo surge la duda. Porque siempre tiene que haber un momento así, una duda. ¿Qué sería de nosotros si dejaramos de dudar? ¿Qué sería del hombre que no duda? ¿Muerte o vida? La duda, despierta pensamientos olvidados. La verdad es que os estoy dando poca historia para entender. Romeo y Julieta se amaban, pero acabaron desapareciendo. Yo no me creo que se murieran para estar juntos, la verdad es que me he convertido en una agnóstica del amor.... la vida me ha devuelto de golpe las ganas de huir cuando se está cerca de caer al foso de la desesperación y el hundimiento de los ideales y los sueños. Huir, que palabra tan bella. Creo que esa es mi palabra favorita, huir. Bueno, si, si, me he olvidado brevemente de mi narración, Juliet se olvidó de Romeo y Romeo de Juliet, porque después de la muerte no hay nada. ¿O sí? (Aún soy demasiado joven para descubrirlo). Está es la historia simplificada de Romeo y Juliet. Ahora mi historia. J ama a M y M ama a J, pero el futuro les depara un mundo negro. J enferma y M comienza a tirar de él, hasta que ve que todo se desmorona, que su familia esta al borde de la cuerda, sus padres en el precipicio, su hermano gritando en una esquina, y el resto soñando que no pasará nada, mientras que M intenta no forzar nada. M se siente sola, la familia de J no ayuda y la enfermedad inesperada se lleva el amor, las ganas y las esperanzas de futuro. Pero M ha prometido quedarse hasta que J se recupere. No sabe cuanto tiempo será, pero M estará ahí, sin amor, pero con el poco cariño que le queda vivo. M está rota y J no quiere darse cuenta de lo que ocurre. Así que M busca una escapatoria, un trabajo que le retenga más horas de las necesarias en un cubículo enano para no tener que volver. Creo que M y J son como Romeo y Juliet, hay amores que no están hechos para sobrevivir. Duran poco, son intensos, pero acaban. Acaban, la verdad es que acaban. El amor acaba, a veces puedes decir ádios cuando tu corazón te pide que lo grites, y otras simplemente tienes que esperar a que el tiempo te deje decirlo. M lleva dos meses esperando aunque piensa que aún tardará al menos dos o tres meses más. Está desesperada por decir ''¡ÁDIOS!Lo siento, lo intenté,pero no ha funcionado. Quizá en otro momento, en otro lugar y bajo otras circunstancias.... quizá dentro de unos años Romeo and Juliet puedan estar juntos.''