sábado, mayo 19, 2012

Huellas entre los impagos.

 
   Era un hombre, un hombre normal, no tenía mucho pelo, no era gordo, no era delgado, no sobresalía en ningún aspecto físico, no sobresalía con su estilo, si quiera lo intentaba. No quería, porque lo más importante en él estaba en su interior, en lo que había conocido, en lo que había aprendido, en lo que había hecho y por su puesto en todo lo que sabía, en todo lo que era, al fin y al cabo. Lo peor, lo peor de todo fue que la crisis se llevó todo lo que tenía para convertirse en un hombre inteligente sin más. Y el mundo estaba cansado de los hombres inteligentes, de esos había muchos, más de los que el mundo podía manejar. 
  Era un hombre como otro, pero diferente, había conseguido dejar una huella en la historia, mucho más profundamente de lo que otros lo harán jamás, eso es lo que le diferenciaba de otro hombre inteligente. Las huellas, todo se reduce a las huellas. Huellas, ahora solo quedan las huellas porque los impagos, los concursos de acreedores se han llevado el resto de una vida. 

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